Los acabados envejecidos en muebles son tendencia

Definitivamente, la moda de los muebles envejecidos ha venido para quedarse. Ya me lo decía mi madre... "Hija no tires nada que luego todo vale...", “quien guarda, haya” y ese tipo de cosas que nos parecen cuentos de abuela, resulta que son enseñanzas imprescindibles si quieres estar a la última tanto en moda como en decoración. Y en este aspecto, a mí lo que me gusta son los chifoniers de madera envejecida -¿o se escribe sifonier?-. Esas cajoneras altas y estrechitas que parecen haber sobrevivido a una inundación y tres terremotos. Sí, ésas.

Y es que los muebles desgastados de estilo vintage, incluso las paredes desiguales, desnudas o mal pintadas tipo industrial son tendencia. A pesar de parecer hechos polvo..., es un desaliño tan estudiado como la estética grunge de los 90.

¿Qué son los acabados envejecidos en los muebles?

Este tipo de acabados en muebles imitan a los auténticos, reproduciendo el aspecto característico decadente y desgastado de las piezas antiguas algo maltratadas por el tiempo. Esa pátina que se aplica tras pintar y lijar obra el milagro y le “echa años encima” a muebles completamente nuevos.

Tipos de acabados envejecidos

• El decapado blanco. Es uno de los más comunes y permite dar una segunda vida a un mueble que se haya pasado de moda. Porque lo convierte en un mueble antiguo, y no demodé. 
• Acabado en negro. Aunque el blanco es el color que más se utiliza para los envejecidos, el tono negro también resulta muy elegante en muebles de madera de roble u otras más claras.
• Decapado en dos colores. La técnica es pintar primero una capa abajo con un color, dejar secar y pintar con otro una capa arriba. Después se lija esta segunda capa por zonas para que se vea el color de debajo. 

Lo de decapar en casa es muy bonito, todo eso del DIY que está tan de moda... pero si de verdad quieres un mueble bonito con un acabado envejecido... ¡Mejor que te lo compres ya hecho! Luego siempre puedes decirles a las visitas que era de tu abuela, o que lo has decapado tú misma. Las mentiras piadosas no son pecado, ¿no?